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Los Hogares y Retiros de los Maestros de Sabiduría

DARJEELING, INDIA

El Maestro El Morya, Jefe del Concilio de Darjeeling, es el Gran Ser cuya responsabilidad consiste en el cuidado y evolución del gran continente asiático y su gente, como así también la supervisión de los Gobiernos del Mundo. 

En este tiempo de la historia de la evolución de la humanidad, la gente sincera está buscando seriamente conocer la “Voluntad de Dios” y este es el hecho del Gran Exponente del Primer Rayo, El Morya, quien representa la Voluntad de Dios para la Tierra, a la que todos deben llegar a fin de entender más plenamente el Divino Plan y la parte voluntaria que uno puede realizar para cumplimentarlo. Por esta razón, el Amado Sanat Kumara ha dirigido la conciencia de la humanidad hacia la Presencia de El Morya durante el período en que su Retiro esté abierto, de modo que todos los que estén deseosos de absorber su conciencia y volverse una parte activa y actual en expandir el Reino del Cielo pueda tener la oportunidad de familiarizarse, de primera mano, con su Conciencia, su Llama y su Rayo. 

El exquisito Palacio Blanco que es el hogar de El Morya en la India, está construido al estilo oriental del Taj Mahal. Estamos al pie de una larga columna de escalones de mármol que conduce a las macizas puertas doradas, en cada una de las cuales hay una una Corona con una gran “MR” sostenida dentro de un cáliz. Las puertas se abren silenciosamente y el esplendor del magnífico hall de entrada es revelado. 

La doble escalera tallada con gracia se arquea sobre un muy exquisito tapiz del Rey Arturo, sentado con sus Caballeros de la Mesa Redonda. En ésta han sido entretejidos los gloriosos colores que sólo las Tejedoras de Kashmir podrían manifestar. Mirando hacia arriba, un gran prisma en el techo abovedado ha atrapado los naturales rayos del sol, y los ha vertido dentro del hall en un genuino aro iris de color. La puerta de la derecha está cerrada y una vez más notamos la Corona del escudo de armas del Maestro entretejida en un elaborado diseño. Una dorada lámina nos indica, en Sánscrito, que es la Sala de Concilios de La Hermandad. 

En el centro exacto del hall de entrada hay una hermosa réplica del Taj Mahal, la altura de su minarete más alto es de cinco pies (más o menos 1m con 40 cm), completa en cada detalle, y la fuente de lirios frente a ella está llena de efervescentes aguas chispeantes y fragantes flores de loto de todo tamaño y color. 

La puerta de la izquierda del hall está abierta y podemos ver una exquisita sala de entrada, con un fuego ardiendo sobre la chimenea y un gran vaso de rosas en el piano tallado de madera de rosa, la música aún resuena sobre el instrumento, como si alguien hubiera estado tocando allí. Un fino servicio chino de té está puesto ante el fuego y aunque todo allí es la personificación del esplendor y la elegancia, hay una atmósfera de hogar y tibieza que entra profundamente dentro del corazón. 

De repente  enmarcada en la puerta abierta se encuentra la hermosa figura de nuestro huésped, sonriendo gentilmente, su suave cabello castaño cae en olas sobre sus hombros. Está vestido de blanco nieve, ahusados pantalones y zapatos del Este de suave suela, sin costuras, con la túnica que llega hasta sus rodillas. Alrededor de su cintura está la faja Azul Real ceñida a la derecha, cada final bordado con el mismo único diseño que notamos en las puertas, las iniciales “M R” con el Grial. 

Adelantándose con las manos extendidas para saludarnos entramos en el cálido abrazo de su Amorosa Presencia y somos felizmente atraídos hacia la sala que habíamos observado desde el hall. Notamos los bellos cuadros pintados al óleo, una amorosa Casa-Quinta Inglesa colgando sobre la repisa de la chimenea y tejidos tapices conteniendo frases de aquellas canciones que nuestro Maestro escribió no hace mucho tiempo, están agrupadas a lo largo de las paredes. 

“El corazón que verdaderamente ha amado nunca olvida, pero cuando verdaderamente ame al final… como el girasol se vuelve a su dios cuando se pone… el mismo mirar que le dio cuando él se elevó.” 

Somos atraídos por nuestro huésped al lado del fuego y un silencioso hermano nos sirve refrescos mientras nuestro huésped teje para nosotros la mágica alfombra en la cual nos elevamos mental y espiritualmente hacia el mundo de sus historias y somos completamente atrapados en su Conciencia y Sentimiento. Mientras pareciera entretener nuestra conciencia externa, encontramos que la sustancia dentro de nuestro cerebro - la cual ha hecho confusa la visión de nuestro Divino Plan y el Plan del Mundo - está siendo quitada y claramente podemos ver el patrón de nuestras propias vidas  desplegándose ante nosotros, así como también el claro diseño del Divino Plan para nuestra Tierra y todas su vida evolutiva. Las nubes de incertidumbre y confusión son quitadas y sabemos nuestro propósito y razón de ser y nuestro lugar en el Eterno Esquema de las cosas. ¡Gracias, Oh Amado El Morya, Maestro de Amor, por tanta bondad y gentileza al revelarnos la Voluntad de Dios! ¡Que podamos encarnar tu Fortaleza ahora e ir hacia adelante para cumplimentarla, felices, gozosamente y en pleno Logro Divino a través de la Luz que es la esencia de nuestro mismo latiente corazón!

 

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